MIÈRCOLES DE CENIZA
La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la
tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el
Cielo.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de
oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca
para la conversión del corazón.
Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:
*“Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la
gracia y de la muerte a la vida”
*“Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"
* “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
EL AYUNO Y LA ABSTINENCIA
El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y
abstinencia. El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y
la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón
a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida
para agradarlo siempre.
LA ORACIÓN:
La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar
más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de
nuestro interior.
Para que nuestra Oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:
La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás
nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que
importa es nuestra actitud interior.
La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las
distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y
el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia
de Dios.
La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de
hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios.
La oración es conformarnos con Él; nuestros deseos, nuestras
intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle
muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de
nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.
EL SACRIFICIO:
Al hacer sacrificios (cuyo significado es "hacer sagradas las
cosas"), debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a
Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y
perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve
nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar.