Término:
Adviento
viene de adventus, venida, llegada, se inicia
el
domingo próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre.
Forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.
Color:
La
Liturgia en este tiempo es el morado.
Sentido:
El
sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
Duración:
4
semanas
2.
Personajes:
Las
lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre
todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los
pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada
del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los
modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para
preparar la venida del Señor Jesús.
3.
Esquema del Adviento
Inicia
con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y
termina antes de las vísperas de la Navidad. Los domingos de este
tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al
24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más
específicamente las fiestas de la Navidad.
El
tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas.
Los
evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el
nacimiento de Jesús.
En
orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia
suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta
forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con
instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color
morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es
una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro
peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es
que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga
presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta
completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.
Tenemos
cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para
la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está
centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia
nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de
conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a
«preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud
de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la
conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La
tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está
cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la
cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al
mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de
nuestra espera.